lunes, 18 de febrero de 2008

SONETO (al estudiante)

Estricto en su ejercicio el estudiante
rompa con celo el velo de ignorancia
huyendo de caer en la arrogancia
que a cada paso tienta desafiante

es natural que el mundo por cambiante
trastoque con el tiempo su apariencia
planteándole enigmas a la ciencia
que ha de resolver el co-mediante

¿quién dice que son meta los diplomas?
aquellos dicen cuál es tu camino
éstos el rumbo que en la vida tomas

avanza sin embargo peregrino
sabiendo que la muerte es una broma
vendida muchas veces por destino.

martes, 12 de febrero de 2008


ENTIDADES MITOLÓGICAS Y SIMBOLOGÍA SAGRADA

Víctimas de la persecución y las hogueras, son el dragón y el fauno, la princesa y la ninfa. Que toda mujer es princesa o ninfa, se deduce cuando se comprende en el ser la reacción ante el llamado instintivo de la naturaleza que reclama desde el bosque y la caverna el ritual de la danza en torno al fuego. ¡Menudas metáforas las que convergen cuando el poeta invoca y canta estos elementos!

Extraña el individuo que no siente, vive y disfruta profundamente una velada en el bosque a la luz del fuego, el sonar de los tambores, la guitarra y las flautas. Terminará cediendo al impulso de la danza. Basta imaginar el momento para que al alma aflore la nostalgia de noches que subyacen en la memoria genética. Necesita el individuo apenas una primera experiencia de esta fascinación colectiva, más embriagadora quizá que algún licor para que se sienta imbuido en la esencia del momento mismo y termine convirtiéndose en irrevocable novicio de este culto ancestral y arquetípico rendido a la naturaleza.

¡Qué no ha hecho el cristianismo por apartar al individuo de estos caminos sin lograrlo definitivamente! Incluso, ha satanizado la simbología que identifica al individuo en su marco sicológico, social y cultural con estas manifestaciones de la espiritualidad individual y colectiva. A Pan, deidad pastoril de los bosques helénicos, ha convertido en el macho cabrío al que besan el trasero las brujas-ninfas durante los aquelarres. A la serpiente, símbolo en muchas tradiciones, de una sabiduría antiquísima, anterior incluso al período egipcio-babilónico-judaico que vinculaba con el aspecto femenino de la deidad, han convertido en el dragón, raptor de doncellas y princesas. ¿Acaso iban contra su voluntad y no a encontrarse en cónclaves donde se iniciaban en los misterios del culto a La Madre y cuyos rituales debían celebrarse en las cavernas que significaban el vientre materno terráqueo? porque en estos misterios toda abertura en pared pétrea de montaña representa la vagina de la Madre Tierra. Estos rituales sagrados religaban a la humanidad con su naturaleza terrestre, de ahí su carácter sagrado. Mientras que la danza en torno al fuego a mitad del bosque las noches de luna llena celebraban la vida en su entorno natural.

La naturaleza no requiere de sus prosélitos dádivas ni diezmos materiales, si no ofrendas vegetales (¿recuerdan la ofrenda de Caín?) que luego formaban parte del banquete que se repartían los participantes de la fiesta: panes, frutas y vino. Y es que la forma primordial de rendirle culto a la Madre Tierra es cultivando con las propias manos, lo que representa el embarazo de la tierra a manos del hombre y del que se nutrirá luego la familia. El movimiento y el sonido, la danza, el canto y la ejecución de los instrumentos musicales formaron parte de estos encuentros porque era el individuo el que manifestaba, inspirado en la naturaleza, su propio espíritu.

REDESCUBRA EL HOMBRE EL JARDÍN DEL QUE JAMÁS FUE EXPURGADO

La naturaleza planetaria, galáctica y universal es el cuerpo del Dios a que me debo y por ser éste el planeta donde moro, a través del culto a la Madre Terrestre rindo tributo a ese Dios mayor de cuyo cuerpo son parte las estrellas y los espacios intergalácticos.

Por ello, éstos sean los mandamientos que guíen mis pasos al encuentro inevitable con el corazón de la Madre a donde iré a morar cuando mis días lleguen a su término en este entorno:

  • Cuide el hombre el fruto de su mano y de su mente.
  • Que su obra sea canto vigoroso de aquello que le sustenta.
  • Coseche el hombre el fruto de su esfuerzo, disfrútelo en paz.
  • Rinda culto al Dios que habite su corazón.
  • Dé gracias cada día al portador de la luz diurna y a la portadora de la luz nocturna.
  • Celebre, ame sexualmente, duerma durante la noche para que sus fuerzas sean renovadas.
  • Trabaje durante las horas del día para que tenga pan su familia.
  • Dance, ría, corra como cervatillo bajo la lluvia.
  • Redescubra el hombre el jardín del que jamás fue expurgado.
  • El dragón regrese a su caverna y reciba a sus adeptas.
  • Retorne Pan a los bosques con sus ninfas y dejen de ser el cuco de los mitos con que nos asustaran durante siglos.
  • Rómpase el velo e ilumine el corazón de la nueva humanidad que ya despierta.

lunes, 11 de febrero de 2008

EL HOMBRE QUE FUE A LA LUNA

Me contó, cuando niño, un anciano, que allá en el pueblo de sus abuelos, en el lejano país que se llama Kazajistán, había un hombre que soñaba con ir a la luna...

Una noche, dice, se convirtió en ganso y voló, voló, voló y voló hasta que llegó a la luna.

A la mañana siguiente despertó y ya era hombre de nuevo.

EL TARADO

Juan Juaquín "sapito" Robles, de once años, observa boquiabierto cómo se raja en dos la tierra. El tiempo se detiene, avanza únicamente el rumor del invisible hachazo de Dios. Porque no puede ser otro...

Juana Juaquín "sapito" Robles ha visto en un segundo a la tierra tragarse la casa con su familia dentro. Boquiabierto, va detenido en aquél momento único.