PAN
sabíamos que la clave era el silencio
y nos dimos al escandaloso rumor de llamarada
ascendiendo los abismos cavernosos de la vena
metálica y líquida
lo sabíamos
nadie en su sano juicio negaría
el deleite conque tras la órfica estrella
íbamos por los caminos entre un pueblo y otro
pasada medianoche
el éxtasis de la horda cuando las aguas del río
anunciaban la perpetua decantación del tiempo
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