
Alexander Zanches, poeta panameño, nació en 1968, en la Ciudad de David (originalmente Pueblo de David el de la Nueva Lisboa). Además de poeta, es artesano y, por afición, hace cuentos, fotografía, pinta al acrílico y, a ratos, lleva vida de campesino y de andariego.
domingo, 25 de marzo de 2012
(microcuento en verso)
Un día un niño
sintió un dolor no físico
que lo hizo llorar
y fue donde la abuela
-que era curandera-
a que le diera un besito
luego de suministrada
cuidadosamente
la dosis adecuada
la abuela lo sentó en sus piernas
y
acunándolo en sus brazos
le preguntó
"¿en qué estabas pensando?"
el niño rompió a reír.
viernes, 23 de marzo de 2012
jueves, 22 de marzo de 2012
Catedrático no soy
aunque mis cátedras dicto
de tus ojos soy convicto
y a callarlo obligado estoy
no es fácil callar asuntos
de tan profundo kilate
que a veces por disparate
suelen tasar los sesudos
por eso no te lo digo
aunque lo diga en mi canto
que no es demonio ni santo
el que te ofrece su trigo
convertido en corazón
en simple copla de paso
que se convierte en abrazo
al margen de la razón
que no me duelen las penas
cuando es Amor el motivo
por ellas desvivo y vivo
y hasta gozo sus condenas.
martes, 20 de marzo de 2012
LUNA DE PITIC
Alma errante en el desierto
me dicen la luna es
y yo pregunto por quién
no te haya visto y cantado
yo no vine sino a verte
desde detrás de mis manos
temblando el alma ante al fuego
de tu enorme rostro blanco
entre tupida floresta
te quisiera ver cantando
esta nostalgia que siento
por tus ojos de venada
para mi pecho tu pecho
lado a lado ante la vasta
oración de los que sueñan
el sol desde la montaña
luna que surcas callada
el suelo de mi silencio
deja que derrame todas
las gemas de mi tristeza
porque yo la vi de frente
y la comí con los ojos
y ya no quiero que salga
de mi corazón la pena
desde lo alto del cerro
o en las orillas del río
o entre los verdes maizales
me vieras vivir cantando
esta pena esta alegría
que paradójico llevo
entre mi pecho y tu pecho
muriendo por no tocarte
si no lo quisieras tú
la noche que me invitaras
a ver la luna en el cerro
tu silencio entre mis manos
ojos de garza o paloma
están temblando tus piernas
están temblando las cuerdas
del viento entre tus pestañas
¡qué batallón ni columna
se viera perdido allí
donde dicen más oscura
la selva que ardiendo vi
que no se confunda el hombre
en sus vagas concepciones
si quiere cantar su nombre
o dice soñarte a ti
yo -como ves- no te pido
ni tomo lo que no es mío
aunque de ti me despido
queriendo volver contigo
ambas puertas te presento
como ventanas al mundo
que sueño y que dicen soy
cuando contigo me quemo
ya me voy me voy me quedo
me quiero quedar me voy
abre la noche temblando
ambas lunas en mis manos.
Escritas la primavera del año de vuestro señor, de 2010, en Pitic, Sonora, México.