despiertas te levantas avanzas
desde la nocturnedad abísmica
del reloj detenido quien sabe desde cuando
y no estamos
y no
nada
nunca
sólo sueño sólo anhelo sólo querer
romper el tedio éste que atrapa
pegajosa telaraña sobre el rostro
recién de pie
Alexander Zanches, poeta panameño, nació en 1968, en la Ciudad de David (originalmente Pueblo de David el de la Nueva Lisboa). Además de poeta, es artesano y, por afición, hace cuentos, fotografía, pinta al acrílico y, a ratos, lleva vida de campesino y de andariego.
martes, 31 de marzo de 2009
lunes, 30 de marzo de 2009
Nada quiero del mundo que pregono
porque de nadie es nada si es de todos
ni pido para mí si corresponde
a cada cual lo justo y necesario
que nada en este mundo es de mi reino
antes que yo lo dijo ya el Maestro
que sigo a mi manera cuando abrazo
la senda del laurel en la cabeza
lo real me recuerda el garrotazo
del hambre generada por La Bolsa
lo real me repugna tanto tanto
tanto como la pluma mercenaria
lo real me sumerge en los abismos
del disparo brutal a quemarropa
del estruendo feroz de los combates
do sangre se derrama siempre humana
no puedo ponderar por ello yugos
ni nada que semeje una frontera
ni muros que detengan el abrazo
de los pueblos habitantes del planeta
no puedo ponderar jamás tampoco
que se jueguen a los dados la bandera
igual que los ropajes del Maestro
los ungidos del bruno dios dinero
¿ya comprenden por qué mi desarraigo
del mundo y su maniática cordura?
Yo prefiero quedarme en mi burbuja
y morir lentamente desde adentro.
porque de nadie es nada si es de todos
ni pido para mí si corresponde
a cada cual lo justo y necesario
que nada en este mundo es de mi reino
antes que yo lo dijo ya el Maestro
que sigo a mi manera cuando abrazo
la senda del laurel en la cabeza
lo real me recuerda el garrotazo
del hambre generada por La Bolsa
lo real me repugna tanto tanto
tanto como la pluma mercenaria
lo real me sumerge en los abismos
del disparo brutal a quemarropa
del estruendo feroz de los combates
do sangre se derrama siempre humana
no puedo ponderar por ello yugos
ni nada que semeje una frontera
ni muros que detengan el abrazo
de los pueblos habitantes del planeta
no puedo ponderar jamás tampoco
que se jueguen a los dados la bandera
igual que los ropajes del Maestro
los ungidos del bruno dios dinero
¿ya comprenden por qué mi desarraigo
del mundo y su maniática cordura?
Yo prefiero quedarme en mi burbuja
y morir lentamente desde adentro.
viernes, 27 de marzo de 2009
miércoles, 25 de marzo de 2009
Señora de las olas
te comento
que llevo siglos observando
quieto
cómo expandes tu beso
majestuoso
por este labio
de la tierra en calma
no me ves
-lo presiento-
y cuanto miro
grabado se me queda
en la retina
como un dulce fragor
de paulatinas
decantaciones
del concepto
giro
obsérvote lavar
-salitrespuma-
las gemas diminutas
y pulirlas
en húmedos crisoles
-prietos fuegos-
estoy
desde hace siglos
tesoñando
y quiero que también
a mí
me laves
¿acaso es demasiado
requerirlo?
te comento
que llevo siglos observando
quieto
cómo expandes tu beso
majestuoso
por este labio
de la tierra en calma
no me ves
-lo presiento-
y cuanto miro
grabado se me queda
en la retina
como un dulce fragor
de paulatinas
decantaciones
del concepto
giro
obsérvote lavar
-salitrespuma-
las gemas diminutas
y pulirlas
en húmedos crisoles
-prietos fuegos-
estoy
desde hace siglos
tesoñando
y quiero que también
a mí
me laves
¿acaso es demasiado
requerirlo?
martes, 24 de marzo de 2009
SI LA DEJABA CAER
Para Hipatia y Thai Montero
Hay una historia muy antigua que sólo muy pocos ancianos saben narrar. Yo tuve quizá la suerte de oírla cuando una de aquellas noches de infancia fingí dormir mientras ellos la contaban para reírse de los ladinos.
Cuentan que cuando ya la colonia española había incado sus credos en estas tierras, cuando ya nuestras leyendas formaban parte de la sabiduría mestiza y mulata, apareció un hombre que iba de pueblo en pueblo brindando la fórmula infalible para montar. Consistía ésta en una hoja que debía el aprendiz sostener entre la rodilla y la montura, hoja de la que llenaba su alforja antes de entrar al pueblo. Insistía el hombre en que si la dejaba caer, de seguro jamás podría volver a intentarlo y, ¿saben? este hombre murió anciano, rodeado de hijos opulentos. Jamás usó un doblón o prenda de oro recibida como pago por haber enseñado que la magia no estaba en la hoja, si no en el miedo.
Para Hipatia y Thai Montero
Hay una historia muy antigua que sólo muy pocos ancianos saben narrar. Yo tuve quizá la suerte de oírla cuando una de aquellas noches de infancia fingí dormir mientras ellos la contaban para reírse de los ladinos.
Cuentan que cuando ya la colonia española había incado sus credos en estas tierras, cuando ya nuestras leyendas formaban parte de la sabiduría mestiza y mulata, apareció un hombre que iba de pueblo en pueblo brindando la fórmula infalible para montar. Consistía ésta en una hoja que debía el aprendiz sostener entre la rodilla y la montura, hoja de la que llenaba su alforja antes de entrar al pueblo. Insistía el hombre en que si la dejaba caer, de seguro jamás podría volver a intentarlo y, ¿saben? este hombre murió anciano, rodeado de hijos opulentos. Jamás usó un doblón o prenda de oro recibida como pago por haber enseñado que la magia no estaba en la hoja, si no en el miedo.
lunes, 23 de marzo de 2009
Toda especulación es eco
de antiquísimos abismos abriéndose
ante los ojos del que duda
y se pregunta
toda especulación avisa
la dirección al que avanza
es posible hallarle sentido a la elipse
al péndulo profundo al péndulo
que se hunde cuando preguntamos
la diferencia entre paradoja y enigma
definitivamente Amor
esto de compartirnos el mundo
es el mayor placebo que concibo
para demostrar que el universo es un grito
que se expande vertiginosamente
en concéntricas ondulaciones por el sídero
ese que llaman carne.
de antiquísimos abismos abriéndose
ante los ojos del que duda
y se pregunta
toda especulación avisa
la dirección al que avanza
es posible hallarle sentido a la elipse
al péndulo profundo al péndulo
que se hunde cuando preguntamos
la diferencia entre paradoja y enigma
definitivamente Amor
esto de compartirnos el mundo
es el mayor placebo que concibo
para demostrar que el universo es un grito
que se expande vertiginosamente
en concéntricas ondulaciones por el sídero
ese que llaman carne.
jueves, 19 de marzo de 2009
martes, 17 de marzo de 2009
lunes, 16 de marzo de 2009
miércoles, 11 de marzo de 2009
martes, 10 de marzo de 2009
lunes, 9 de marzo de 2009
CON MOTIVO DEL DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA
Poesía es brevedad y silencio. Es la belleza pura contenida en una gota de palabras. Es por ello que los poemas que con más facilidad se quedan en la memoria de los lectores son aquellos que, con pocas palabras, dicen una escena ya de amor o filosófica, en que se logra reflejar la naturaleza como fotograma espiritual, por tanto experiencia humana. Ejemplo, el madrigal “Ojos claros serenos” del español Gutierre de Cetina. “La buena poesía, si breve, dos veces buena”, decía el poeta (también español) Baltasar Gracián. De ahí que hoy, en celebración del Día Mundial de la Poesía (el próximo sábado 21), les invite a explorar (quienes puedan, en Internet y quienes no tengan acceso a este medio informático, en las Bibliotecas) y maravillarse con la excelente poesía de autores como Safo y Bilitis, las dos enormes mujeres poetas de la Grecia Clásica ; Li Tai Po o Li Po, como también se le conoce, de China; los persas Chiraz, Hafiz y Omar Khayyam y a Basho, Shiki, Busón, Onitsura y Morikate, que se cuentan entre los máximos exponentes de Haiku, que es un poema brevísimo de honda significación y belleza del Japón clásico y moderno.
En el contexto latinoamericano, invito a “bucear” los maravillosos versos de José Martí, el gran poeta cubano que es considerado, después de Rubén Darío (aunque Martí haya antes que Darío), como el más grande poeta nacido en América Latina. También recomiendo que se lea a César Vallejo, poeta peruano que murió en París un jueves de aguacero, ignorado por su patria. De Nicaragua, Ernesto Cardenal y Pablo Antonio Cuadra. Humberto Ak’abal, de Guatemala. De Colombia, Rafael Pombo, que escribió para los niños y Julio Flores el gran poeta romántico, por sólo citar unos cuantos.
En Panamá, Desde Amelia Denis de Icasa, con sus versos de profundo amor por los símbolos naturales de su patria, pasando por León A. Soto, Gaspar Octavio Hernández, Zoraida Díaz, Rogelio Sinán (que introdujo en Panamá los movimientos de vanguardia), Demetrio Herrera Sevillano, Demetrio Korsi, Esther María Osses, Rosa Elvira Álvarez, Elsie Alvarado de Ricord, y Ramón Oviero, quienes se cuentan ya entre los genios tutelares de la patria. Entre los poetas vivos, contamos con Moravia Ochoa, Benjamín Ramón, Carlos Francisco Changmarín, Aiban Wagua, José franco, Dimas Lidio Pittí, Bertalicia Peralta, Aristeydes Turpana, Consuelo Tomás, Mariafélix Domínguez, Héctor Collado, Giovanna Benedetti, Luz Lescure, Lucy Chau, Martín Testa, Lil María Herrera, Alex Mariscal, Eyra Harbar, David Róbinson, Irik Limnio, Katia Chiari, Salvador Medina Barahona, Javier Medina, Javier Romero y Javier Alvarado, para sólo citar algunos, que la lista es larga.
Acercarnos, pues a la obra de los poetas, deja de ser tarea tediosa cuando pasa a convertirse en viaje introspectivo, contando como vehículo con las palabras entretejidas por el poeta en ese abrebocas que suele ser el poema breve. Y más aún cuando el poeta nos simplifica el misterio, al demostrar a su musa que la poesía no es el poema, si no aquello que el poeta intuye en el sujeto amado y cantado, sea mujer, patria, sociedad o naturaleza.
Con motivo pues, de la celebración de la poesía, vaya mi saludo a los poetas y, a los lectores empedernidos u ocasionales, la invitación a que se acerquen a los mundos interiores del poeta, y a que se compenetren con la visión lúdica que hace del poema (cuando es bueno y breve) un juego de alegre metafísica, un ir por los caminos de la mano con el/la poeta, aunque ésta/e haya muerto hace muchos siglos, como en el caso de los clásicos ya citados. Y sí, la noticia de que los poetas no somos seres mitológicos, puesto que compartimos en silencio algunas veces un mismo espacio y tiempo y una patria y padres, hermanos y amigos contigo, amiga/o lector/a.
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