viernes, 30 de mayo de 2008

ATRÉVETE Y CAE LUDOVICA

"junto al arroyo
la voz de Amor"

I
Ay! Ludovica
cómo pica la gana
cuando tu nombre acude manso
y fluye entre mis labios
igual que el arroyo cuando la tarde
estalla tesoros blancos

II
para mí
serás la que tuvo miedo a la tropa
y decidió resistir la tentación
y prolongó (ignorando)
la definitiva solución
al problema con una sola solución posible

sí Ludovica
ésto es como un juego de ajedrez
-paciencia y estrategia-

¡no hay apuros!

III
aunque
pensándolo
es bueno que conozcas
el placer éste del miedo de la novia
la primera noche con su amado
que a tus puertas rompe lanzas
erije torres
dispara catapultas
y rompe tus puertas de ciudad sitiada

ten paz
Ludovica
aquieta el corazón
y comprenderás por qué...

IV
¿recuerdas?

junto al arroyo
la flor de los gemidos
creciendo por las venas
como una dulce canción nostálgica

atrévete y cae
Ludovica.

jueves, 22 de mayo de 2008

Desde la otra orilla
la cordura nos hace guiños
(pretende rescatarnos)
pero la ignoramos

¿para qué salvarnos
de qué?

lunes, 12 de mayo de 2008

DE LA PLUMA, LA MANO Y SUS MOTIVOS

I
(estructura clásica)

A ceniza reduces mi silencio
sabiéndome de ti selecto esclavo
cuando viendo que en ti mi labio lavo
al canto dando el tema que evidencio.
Callado y cabizbajo me sentencio
a librar esta danza en que me trabo
contigo y los motivos que te alabo
cual debo en condición de la presteza
con que rauda redimes mi cabeza
al punto de la elipse donde acabo.

II
(estructura post-Neruda)

En ti me ofrezco y desde ti me tomo
esclavo y soberano al mismo tiempo
del ciclo que te signa y del que obtengo
todo aquello que doy por necesario.
Que nada para mí de ti reclamo
pues todo es desde siempre sólo mío
en tanto que aunque nada somos todos
suma somos del todo y de la nada
rodando sin sentido por la palma
de la mano que sirve de argumento.

viernes, 9 de mayo de 2008

DEL ESTADO, LA PAZ Y OTRAS NIMIEDADES

Desanima la incomprensión del mundo, cuando quienes compartimos la variedad de elementos de que el mundo se compone, no comprendemos la importancia que tienen las herramientas de construcción del mundo. El mundo existe en función de un porcentaje mínimo de armonía entre los factores interactuantes y cuando este porcentaje ya mínimo disminuye, obviamente el lo necesario para la convivencia disminuye a niveles peligrosos. Éste, digamos, es el origen de la violencia (la social), que resulta casi siempre de las políticas conductistas y docilizantes que, desde el Estado, manipulan las castas enquistadas en el poder.

En este estado de situaciones cualquier, si no toda búsqueda de la paz parece aparte de infructuosa, hasta quimérica. Puesto que quienes aún conservamos algo de fuerza para alzar la voz, sabemos la naturaleza del problema contra el que nos oponemos y comprendemos que callar es mancilla al alma del pueblo al que nos debemos. Evitamos por todos los medios alzar la pala, el palaústre, la cuchara, el machete, la herramienta, en fin, para defendernos de esa otra forma de violencia sistematizada con que el sistema nos obliga a oponernos con el propósito de reprimirnos luego, bajo la premisa de la IMPOCISIÓN del orden, a que está llamado en apego estricto a la naturaleza del Estado.

¿De qué sirve oponerse violentamente a la violencia? Asusta más al Estado, cuando la masa social baja los brazos en actitud indiferente a la fuerza que se le enfrenta en actitud represiva. Asusta más al sistema cuando el pueblo decide desvincularse de sus administradores y construirse un camino nuevo, bajo parámetros nuevos y diferentes a los obsoletos. Asusta más cuando el Estado se percata de que el pueblo ha tomado conciencia de la moneda con que el Estado paga al individuo su abnegación por la patria. Asusta más quedarse sólo en el palacio de gobierno, rodeado sólo de ministros y lacayos, mientras por las calles circulan indiferentes hombres y mujeres conscientes de que la necesidad humana es irregible por estructura política alguna, porque cuando un conjunto de individuos decide construirse puentes para el diálogo, los podios oficiales y salas de conferencias se quedan vacíos de auditores.

Sí, desanima comprender el mundo en que vivimos. Y sí, también anima saber que la paz y la convivencia armónica siempre ha sido posible al margen del Estado que, al alcanzar los actuales grados o niveles de obsolescencia, como la fruta podrida, termina de abandonar la rama y caer para reintegrarse como todo cuerpo muerto con la masa natural. Anima saber que desde los tiempos arquetípicos, la masa humana ha sabido sortear los momentos apocalípticamente cruciales en ese andar evolutivo hacia la construcción del hombre nuevo. Pueden sonar poéticas mis palabras, por algo será… el caso es que detrás del horizonte adivino al nuevo sol-hombre y a la sol-mujer alzandose progresivamente hacia la consolidación de una sociedad nueva, más justa, más consciente y amorosa.

Aún podemos salvarnos de la degradación moral, aprendiendo como masa, a decodificar el propósito funcional (y estatal) de la violencia y, como en una danza zen, esperar quietos, imperturbablemente estoicos trabajando por el bien común. Oponernos a la conversión de la razón del oprimido en docilidad boba o beligerante frente de violencia, generará sólo llanto y luto, pero el hambre acosa; el llanto del hijo o de la madre hambrienta empuja… No hay precio posible que supere el valor de la libertad consciente.

lunes, 5 de mayo de 2008

HOMENAJE OBVIO A ROGELIO

Mandingo, el cucarachito de la otra versión de la historia, fue un cuara lo que se encontró y se fue corriendo a la Plaza de Santa Ana, a consultar a los para entonces emblemáticos asíduos del histórico cafetín.

Unos le ofrecieron la posibilidad de, con esa magnífica fortuna, comprar una considerable porción del planeta, con la mar enfrente y detrás, hacia las montañas, obviamente montañas. Otro le sugirió que con aquella cantidad de dinero, bien podría comprarse un viaje exprés a la luna, naturalmente, sólo de ida. Y así, fueron muchos los que se devanaron los sesos, con su magnífica lucidez erudita, buscando la posibilidad adecuada de darle un uso correcto al cuara del cucarachito.

Cuentan algunos cronistas de la vieja guardia que, casi a media noche lo vieron buscando, estilo Alfret Jítchcoc, la mejor de las violetas, en el mercado.