lunes, 31 de agosto de 2009

SOLEDAD

¿A quién cuando abrumado por la senda
acudo en pos del hombro y la palmada?

¿A quién que su silencio brinde solo
como bálsamo y copa confortante?

¿A quién? ¡Pregunto! ¿A quién que pueda serme
callada confesora en tanta pena?


No veo dónde la paciente amiga
está cuando la busco y necesito.


miércoles, 26 de agosto de 2009

Bosquecillo y Quebrada La Estrella,
La Estrella de Bugaba, Chiriquí.

domingo, 23 de agosto de 2009

ELEGÍA
En torno a la desaparición física de
ZOILA AURORA VALENZUELA*
(1917-2009)
Es breve nuestro paso nadie dude
tan breves nuestros días que de pronto
nos vemos regresando entre los astros
en pos de las moradas siderales.
Ayer nomás estábamos jugando
ajenos al camino y sus afanes
súbitas luces en la noche humana
¿somos acaso más que las estrellas
que ya vencido el ciclo el cielo surcan?
Es la ley de Natura que se cumple.



*Madre de mi madre, ha muerto a los 92 años, tras superar una larga crisis de salud (4 derrames cerebrales y 6 infartos) que le imposibilitó levantarse durante por lo menos los últimos tres años. Zoila Aurora Valenzuela, hija de Clementina González y de Ernesto Valenzuela, fue nieta de Pedro Valenzuela, migrante chileno que hacia 1870 se estableció en Boquete, Chiriquí y que aparece reseñado en el libro HISTORIA DE DAVID, del Profesor Mario Molina, como el primer caficultor de la provincia.

Paz a su alma.

martes, 18 de agosto de 2009

Casco Viejo...

lunes, 17 de agosto de 2009

No trema en su misterio la palabra
cuando busca sanar los equilibrios
perdidos hace tanto por el pobre
concepto en que se tiene el alma humana

no duda en abismarse tras el rastro
del átomo que surca las distancias
estelares del verbo que deshace
las fronteras del futuro ya presente

¿y qué si no corpúsculo rodando
sin rumbo por el tiempo son los huesos?
más que putrefactible carne somos

mucho más que silencio y que sonido
brotando cual riachuelo de la cima
del ciclo que se cumple con la vida.
Cabida busca en el cerebro el ansia
de saber todo cuanto encierra Nada
algunas veces preguntando necia
otras sofística negando todo.
Saber apenas por pasar en paz
los cortos días que de vida quedan
mis partículas poco es lo que anhelan
amén de permitirme el equilibrio
que dicen gana el que sin prisa busca
del ego dominando los caprichos.

viernes, 14 de agosto de 2009

A la vera de la senda

¡AY!


una piedra y sangre
el rastro fresco
de soldados que marchan
huyendo en desbandada
como cuando una piara
de cerdos salvajes pasa
huyendo
de la sombra de los jaguares
que les mastica las ancas
porque sigilosos han de moverse
-los jaguares-
olfateando el miedo de la presa
en el aire de la noche húmeda
cautos
porque saben
que de aventurarse demasiado
se los comerán vivos


¡AY!

una piedra de sangre
a un lado del camino...

jueves, 13 de agosto de 2009

YA QUÉ MÁS DA

En la noche del que huye
el silencio es un pozo tan hondo
que un yunque cayendo en caída libre
tarda cinco meses en tocar fondo
cada noche
noche tras noche
hasta cuando se arma de valor
y se declara libre
a la luz del sol
ya sin miedo
a que talvez le digan que no
o que sí
ya qué más da
y da el paso
y se cae
y se levanta
todas las veces necesarias
hasta que se alza con la presea
feliz
ignorando que talvez
quizá
posiblemente mañana
se arrepentirá
pero ya qué más da
El olor de la adrenalina
en el viento
no basta

hay que ver detenidamente
en qué dirección está doblada
la ramita con sus hojas
hacia dónde fueron
en su prisa fugitiva
y no olvidar

hay que saber
con qué intención rompieron la ramita
en qué sentido la rompieron
y no olvidar

no olvidar que huyen
y por qué huyen
que los empuja el pánico sordo
que cada movimiento los delata
en las ramitas rotas o dobladas
cuando por despistar las rompieron
o cuando pasaron a la carrera

y si las ramitas callan
y si el viento esconde el olor de la adrenalina
pregúntale a las piedrecillas
y no olvides

viernes, 7 de agosto de 2009

GANGRENA


Su flama azul y fría sube lenta
sin prisa por el hueso y los tendones
con suaves dentelladas que no buscan
el bocado que suélese en la carne

azul de abismo casi bruno gana
las horas del que sufre tal camino
al margen del que pasa mascullando
sordos rencores hasta con Dios mismo.

¿Quién osa detener su paso y ver
siquiera dos segundos con ternura
tal suerte de injusticia y dar el paso

porque sanen la pierna y el que pena?
Pues vana es la oración si no acompañan
al ruego la terapia y el ungüento.