viernes, 14 de agosto de 2009

A la vera de la senda

¡AY!


una piedra y sangre
el rastro fresco
de soldados que marchan
huyendo en desbandada
como cuando una piara
de cerdos salvajes pasa
huyendo
de la sombra de los jaguares
que les mastica las ancas
porque sigilosos han de moverse
-los jaguares-
olfateando el miedo de la presa
en el aire de la noche húmeda
cautos
porque saben
que de aventurarse demasiado
se los comerán vivos


¡AY!

una piedra de sangre
a un lado del camino...

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