jueves, 26 de enero de 2012

SE LOS LLEVO CANDANGA

Dentro del laboratorio, los verdaderos criminales de guerra, como miríadas de hormigas sobre el cuerpo de la víctima que convulsiona por el punzante dolor que anuncia una muerte lenta, se asoman ante el monitor del microscopio digital de última generación, capaz de hurgar los secretos de las estructuras sub-cuánticas de la vida, a punto ya de dar con el quid de su búsqueda de una solución acorde con la idea de humanización de los efectos de la guerra: la obtención del gas Xsc23-2025 que induciría en el sujeto-objetivo la sensación de paz profunda que les impulse a soltar el fusil y correr a campo abierto, exponiéndolos a las balas y por tanto a una muerte ligera y con ello, a la liberación de la angustia esa que los obliga a reclamar con el fusil en la mano lo que por las vías del diálogo no lograron.

Es en ese momento justo cuando les explota, calcinándolos al instante, el secreto que buscaban.

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