Durante siglos habité los bosques
y las altas cumbres
perlados mis cabellos por la escarcha
el rocío
la llovizna
durante siglos la humanidad
me llevó a las lindes de su mundo
por ofrenda
hermosas doncellas
a quienes mostré los misterios
de la danza en torno al fuego
como culto a las fuerzas telúricas
con mis vírgenes gocé las bienaventuranzas
de las regiones aún no cedidas al hombre
el arte de coronarnos mútuamente
con las flores que nos ofrecían las primeras lluvias
muchas veces nos halló exhaustas el sol
ebrias de miel
silvestres y desnudas en lomos del viento
al viento los ensortijados cabellos
un día bajamos al valle -terrible imprudencia-
un arquero acertó en mi muslo izquierdo una flecha
de nada sirvió que mis ninfas me llevaran en hombros
pudo más el acoso de la jauría
el coraje de la tropa
a ellas
les cercenaron despiadadamente los pechos
a mí
me dejaron ir
con las manos mutiladas
dentro de una bolsa de cuero que me colgaron al pecho
no he muerto
sin embargo
muchas vírgenes huyeron de sus casas
aquella noche
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