sábado, 2 de enero de 2010

A VECES CUANDO CAIGO Y ME LEVANTO
me duele hasta en el hígado la sorda
certeza de que avanzo irreductible
en pos de escurridizos horizontes

y terco -sin embargo- avanzo a ciegas
sabiendo que la meta va delante
oronda porque sabe que prefiero
más el juego cordial que conquistarla

aterra darse cuenta del abismo
latente en cada paso que se avanza
tratando de alcanzar sólo lo justo

satisfacepor tanto si se sabe
que trinfa quien doblega el ego propio
mofándose del "otro" en el espejo.

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