jueves, 28 de junio de 2012


Puede muy bien ocurrir ahora como que entonces
que no logro decirte mis urgencias
porque tú con las tuyas por asirme
empujas al abismo que se abre
cuando ambos decidimos aceptar la angustia
y cedemos a la tentación de vernos mutuamente a los ojos
y de aceptarnos tal como somos sin ceder siquiera un punto

puede muy bien suceder lo mismo que cuando entonces
sacamos el cuerpo a los abismos y solos
iniciamos este andar sin rumbo aparentemente fijo
de la mano por el jardín buscando en nuestros respectivos silencios
la aldaba necesaria en la medianoche del alma
entumecida de frío
desamparada y hambrienta
las garras al acecho detrás de la puerta
que solidariamente abre su flor conciliadora y solitaria.

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