La naturaleza planetaria, galáctica y universal es el cuerpo del Dios a que me debo y por ser éste el planeta donde moro, a través del culto a la Madre Terrestre rindo tributo a ese Dios mayor de cuyo cuerpo son parte las estrellas y los espacios intergalácticos.
Por ello, éstos sean los mandamientos que guíen mis pasos al encuentro inevitable con el corazón de la Madre a donde iré a morar cuando mis días lleguen a su término en este entorno:
- Cuide el hombre el fruto de su mano y de su mente.
- Que su obra sea canto vigoroso de aquello que le sustenta.
- Coseche el hombre el fruto de su esfuerzo, disfrútelo en paz.
- Rinda culto al Dios que habite su corazón.
- Dé gracias cada día al portador de la luz diurna y a la portadora de la luz nocturna.
- Celebre, ame sexualmente, duerma durante la noche para que sus fuerzas sean renovadas.
- Trabaje durante las horas del día para que tenga pan su familia.
- Dance, ría, corra como cervatillo bajo la lluvia.
- Redescubra el hombre el jardín del que jamás fue expurgado.
- El dragón regrese a su caverna y reciba a sus adeptas.
- Retorne Pan a los bosques con sus ninfas y dejen de ser el cuco de los mitos con que nos asustaran durante siglos.
- Rómpase el velo e ilumine el corazón de la nueva humanidad que ya despierta.
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