jueves, 21 de febrero de 2013

A CINCO SIGLOS TODAVÍA 

golpea la náusea
de la fiesta en la plaza de armas
en la fiesta de la carne chamuscada
para testimonio y honra y gloria
para escarmiento de los audaces
defensores del mundo que recula
a las arideces empapadas detrás
de la serranía
ahí donde mirrias espigas dona
el barro colorado de las lomas
el oro y el cobre -flor de tierra-
y la eterna llovizna de octubre
siembra de agujas la epidermis del hombre
la dermis del pétalo sonriente
que mira hosco al taimado
reverendo que intima al abandono
del recuerdo tras la paz mancillada

a cinco siglos todavía está de luto octubre
a cinco siglos todavía el silencio
es una llamarada potente en los ojos
del que avanza por los serpenteantes
caminos de la cordillera al hombro
las duras condiciones que les intima
la fiesta en la plaza de armas
la fiesta de la carne chamuscada
la fiesta de la carne fusilada
la fiesta de la carne condenada
la fiesta de la carne empujada
al destierro
a la obediencia servil
a la soledad augusta de las montañas
donde espera como ciudad sitiada
la terquedad indómita
del rumor del mundo que rueda
por la historia como un relámpago insomne.

 

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