(J)ODA A MI ALTER EGO
De gula sufre el pobre sordomudo
-mi socio condiscípulo y maestro-
que reo capital ya lo condenan
los árbitros mitrados del oficio
al pobre -siempre pobre- lo gobierna
la inercia de comer y es buen hambriento
pues nunca totalmente satisfecho
el pobre se levanta de la mesa.
Alegre sin embargo siempre presto
en el frente defiende los colores
avanza como lanza y siempre alcanza
ileso a redimirse del siniestro
abismo donde Martes ni Narcisos
se atreven a buscar cordial corona.
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